LEYENDAS PROVINCIA DE MANABI
(CANTON SANTA ANA)
v
EL
DUENDE ENAMORADO
Permítame contarles este cuento de la parroquia
Ayacucho, porque no me sorprende que por esos lugares también se hable de los
duendes .Ya han pasado muchos años desde que vivimos esta experiencia, se
acuerda doña Amadita Basurto, a pesar de los años transcurridos y la edad de
ella, con lujos de detalles me narra lo acontecido. Su papá tenía una hermana,
Zoraida se llamaba, joven de apenas trece años. En esos tiempos a nosotras las
mujeres nos ponían tareas para tenernos ocupados y no pensar mal, decía mi
mamá. Entonces en casa todas las mujeres nos ocupábamos de tejer sombreros. La
preparación de la materia prima hasta la elaboración del sombrero corría por
nuestra cuenta y con esto ayudábamos al presupuesto del hogar. No había
televisor, ni radio que escuchar, es por eso que las mujeres de esa época gran
parte del tiempo estábamos tejiendo. Contaba mi papá que un día Zoraida le dijo
a su mamá que un niño le estaba dando besos volados, las mujeres presentes solo
se reían; ellas pensaban que como Zoraida estaba creciendo y tenía una bonita
estampa no faltaba un muchacho enamorado. Pero no fue así, porque el pequeño
travieso solo ella lo veía, así fue que se dieron cuenta que se trataba de un
duende enamorado. Zoraida ya pintaba cuerpo de señorita, con sus atributos de
mujer de Ayacucho de tez blanca y bonita estampa; ella sabiendo lo que estaba
pasando, cuando sentía la presencia del duende se echaba a correr en busca de
su mamá.
Es cuando el duende enamorado ve que no es
correspondido y comienza el martirio de la familia, pues este ser comenzó a
hacerle maldades .Cierto día Zoraida dejó casi listo un sombrero y al otro día
lo encontró dañado; no se encontraban las hormas de los sombreros y todos los
trabajos terminados y por terminar hechos pedazos, esparcido por toda la sala.
Los padres de Zoraida preocupados por buscar una solución al problema y nada
funcionaba, todo lo que le aconsejaban que hiciera no daba resultado y las
maldades del duende seguían. En esos tiempos se acostumbraba a guardar dinero
en el altar, debajo de los Santos se colocaba el dinero y así lo hacia mi papá.
Cual fue la sorpresa que diez sucres que
habían guardado desapareció.
Se indagó entre toda la familia, quien cogió
el dinero, entre todos sabían que lo que se colocaba en el altar era sagrado y aun
así el dinero desapareció. Como a los siete días para sorpresa del padre de
Zoraida, estando conversando toda la familia en la sala, ven como del techo va
bajando un papel y le cae en el pie del padre de Zoraida, cuando él se da
cuenta era los diez sucres que habían desaparecido; todos comentaban que eso
era obra del duende.
Pero que podrían hacer para que el duende se
vaya de la casa y deje en paz a Zoraida, ya en Ayacucho se sabía del duende
enamorado y es entonces que llegó la noticia que los duendes son asquerosos que
ellos detestan la cochinada y si querían que el duende deje en paz a Zoraida,
ella cuando lo vea, tiene que ir al baño o a un sitio donde el duende la vea y
cuando esté haciendo sus necesidades biológicas coja con las manos la caca y
que haga como que está comiendo sus propias heces, fue así que Zoraida,
haciendo caso a sus padres y el cansancio que sentía al percibir en todo
momento la presencia del duende en su vida tomó la decisión y puso en marcha el
plan, una vez que vio que el duende estaba en la casa se fue a hacer sus
necesidades. Contaba ella que cuando el duende enamorado vio lo que estaba ella
haciendo, se largó, no sin antes con unas palabras que ella no entendía, pero
que si comprendía, el duende se fue insultando entre la maleza del campo.