WILBUR SCHRAMM

martes, 20 de agosto de 2013

Nació en Marietta, Ohio (Estados Unidos), en el seno de una familia de músicos de origen alemán, que le educó en el Conservatorio de Nueva Inglaterra. Estudió en la Universidad de Harvard y se doctoró en literatura americana en la Universidad de Iowa (1932), centro en el que comenzó como docente en 1934 y llegó a dirigir la Escuela de Periodismo.
El comunicólogo Wilbur Schramm, profesor de la Universidad de Stanford, en la década de los 60 estudió el fenómeno de la comunicación y su relación con el desarrollo; con lo cual, publicó en 1964 un relevante estudio, tomando en cuenta la realidad de los países en vías de desarrollo.
Su estudio analizó las características de la comunicación masiva para atender las necesidades de desarrollo social y determinó que la parte receptora debe “estar informada de los planes, acciones, logros y limitaciones del esfuerzo pro desarrollo; hacerse partícipe del proceso de toma de decisiones sobre asuntos de interés colectivo; y aprender las destrezas que el desarrollo les demanda dominar”.
Al sumar un circuito de retroalimentación del destino a la fuente se creó el proceso circuito de retroalimentación del destino a la fuente se creó el proceso cíclico que demuestra que las fuentes también pueden ser receptoras y viceversa. Este modelo es equivalente al de Laswell, que sigue los mensajes de una fuente a otra. El modelo de Wilbur Schramm que se muestra a la fuente y al receptor al mismo nivel, pero en otros sentidos duplica el trabajo de Laswell. Las flechas aún muestran el movimiento de los mensajes de una persona a otra.
EL PENSAMIENTO
Analiza, por ejemplo, los efectos de la violencia en los medios, la dimensión ética de la práctica de la comunicación periodística  y participa en el movimiento de pensadores, que formula las bases de las teorías difusionistas del desarrollo, que son el embrión teórico del pensamiento latinoamericano de la comunicación para el desarrollo.
Se citan habitualmente los modelos de Schramm sobre el proceso de la acción comunicativa, aunque en realidad los planteamientos que hace, como muchos de los libros que coordina, son síntesis del pensamiento, puesta al día del estado del arte y, a la vez, una exposición sistematizada de sus entornos de pensamientos y academia más cercanos. El primer modelo, que suele atribuirse a Schramm, fue formulado por el psicolingüista Charles Osgood, compañero de claustro en la Universidad de Illinois, y describe la comunicación como un proceso no direccional, sino más bien circular, donde emisor y receptor aparecen con carácter de simetría teórica, esto es, con capacidad dinámica de interlocución y diálogo. Está claro que el modelo piensa en las relaciones interpersonales y no es aplicable directamente a la comunicación masiva.
Schramm integra en el proceso de la comunicación masiva el carácter profesional de la mediación y la labor de selección y codificación del periodismo. La construcción periodística adquiere significación en sus géneros, relieves tipográficos, selección de textos, etc. y hace referencia a los ‘guardabarreras’ que ya venía enunciado, así como en las relaciones de concordancia entre el emisor y el receptor basadas en intereses y estímulos gratificantes, ya contemplados, entre otros, por la ex segunda mujer y colaboradora de Lazarsfeld, Herta Herzog.
En la década de 1960 se presentaron numerosos modelos y definiciones de la comunicación en una secuencia confusa y frustrante. Cada nuevo modelo partía de las fallas de su predecesor, y su sucesor mostraba a su vez sus ineficiencias. El intento por entender la comunicación mediante la búsqueda de un modelo que la simplificara es consistente con una de las formas básicas del pensamiento occidental: el análisis.     
A pesar del indudable éxito del enfoque analítico en ciertas ciencias, los científicos sociales comenzaron a preguntarse si éste era el mejor enfoque conceptual para la comunicación. Algunos sostenían que las ciencias biológicas ofrecían un mejor modelo, y el surgimiento de la teoría general de sistemas ofreció un vocabulario que conjuntaba la complejidad del proceso, en vez de fragmentar sus partes adicionales.
Este modelo aborda el proceso en el cual de esa multiplicidad de mensajes el receptor selecciona los que menor esfuerzo le ocasionan para percibir su significado y los que mejor representan el conjunto de normas del grupo social del que el receptor es parte.
En el estudio del proceso de comunicación que hace Schramm está implícita, como dijimos, la preocupación por el estudio de los efectos y parte del supuesto de que cuando se emite una comunicación se produce al unísono un intento por predecir sus efectos: el emisor hace una proyección de los posibles efectos de sus mensajes.
De todas formas, Schramm reconoce que los efectos de la comunicación son el resultado de varias fuerzas de las cuales el comunicador sólo puede controlar una: dar forma a su mensaje y decidir cuándo y dónde transmitirlo. Los restantes elementos no controlados son: la situación en que se recibe la comunicación y en la que va a tener lugar la respuesta; la personalidad del receptor y; las normas y relaciones grupales del receptor.
Hiperinformación > selección / aleatoriedad en la recepción.
1. El mensaje debe formularse y transmitirse de modo que obtenga la atención del destino.
2. El mensaje debe emplear signos que se refieran a la experiencia común (no sólo código vehicular, sino también temas, sesgo ideológico, etc.) de la fuente y el destino.
3. El mensaje debe despertar necesidades de la personalidad del destinatario y sugerir algunas maneras de satisfacer esas necesidades. Se parte del principio de que el individuo actúa por necesidad y se dirige a metas.
4. El mensaje debe sugerir, para satisfacer estas necesidades, una acción que sea adecuada a la situación del grupo en el que se encuentra el destinatario en el momento en que es impulsado a dar la respuesta adecuada. Se parte del principio de que en los grupos aprendemos la mayor parte de nuestras normas y valores.
Para finalizar, si bien los modelos de Schramm siguen al de Laswell y al de Shannon realiza nuevos aportes. Por ejemplo, el feedback y la noción del campo de experiencia como aquella memoria común que hace posible una comunicación efectiva (la ausencia de esta memoria era una de las principales críticas al modelo de Shannon).
Aun así, si bien Schramm reconoce que el emisor no sólo tiene la capacidad de transmitir mensajes tampoco va más allá con lo cual el proceso de producción de la información sigue siendo una caja negra.
El encuentro de esos campos define una «zona de intersección» en la cual acontece la comunicación, pero ya no como un proceso de mera transmisión de un mensaje, sino como un proceso de significación; es decir, de «interpretación», en el cual inciden varios factores más allá del mero código. En su concepción (todavía de matriz conductista), conocida como «la tuba de Schramm», la información circula y no es un proceso lineal... Es también importante su concepto de «feedback», según el cual la información ha de tener «retorno» al emisor, dándole así una percepción de los efectos ocasionados por el mensaje y permitiéndole, en consecuencia, nuevos ajustes para la emisión ulterior.

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