Durante
26 años, entre 1964 y 1990, la petrolera estadounidense Texaco explotó el crudo
de la Amazonía ecuatoriana, en lo que hoy son las provincias de Sucumbíos y
Orellana. Tras su salida del país, la empresa dejó en aquella zona pasivos
ambientales a los que peritos internacionales atribuyen la muerte de 1.041
ciudadanos, todos afectados de cáncer.
Ahora
Chevron-Texaco pretende desconocer el fallo que en su contra dictó la corte de
Sucumbíos, que la obliga a pagar 19.000 millones de dólares. Para ello, han
implementado una campaña de desprestigio de más de 400 millones de dólares,
cuyas mentiras han amplificado medios nacionales e internacionales.
Chevron
forjó incluso un documental plagado de mentiras, en el que distorsionan las
declaraciones de los afectados para hacerles decir que ellos no sabían que
firmaron una demanda contra la petrolera. Usan a María Aguinda, una de las
demandantes, y trucan la traducción de sus palabras.
En
ese video, la empresa estadounidense no oculta haber espiado a los abogados, e
intervenido sus comunicaciones, correos electrónicos, documentos y videocintas.
Sin embargo, ninguno de los implicados ecuatorianos en el caso entregó
documentos a Chevron. Pero el fraude de Chevron no se queda ahí y empezó hace
muchos años, cuando la empresa fingió una remediación ambiental, maquillando la
selva. En los 336 pozos que explotó la petrolera hay 880 piscinas sin
protección que receptan los residuos. Pese a que han pasado casi 20 años
después de que iniciara el juicio basta hurgar muy poco en la tierra para
encontrar restos de petróleo.
Fruto
de la irresponsabilidad de Texaco desaparecieron dos pueblos ancestrales:
Tetetes y Sansahuari. La contaminación fruto de la explotación de 300 pozos, en
cinco mil kilómetros cuadrados, fue arrojada sin piedad sobre ríos y suelos.
Chevron lanzó a los ríos un total de 18 mil millones de galones de desechos
tóxicos.
La
contaminación de las aguas ha obligado a las comunidades a organizarse y crear
un sistema de recolección de agua de lluvia. Esta tampoco se puede ingerir
directamente puesta está plagada de partículas tóxicas fruto de la quema
indiscriminada de gas.
El
Frente para la Defensa de la Amazonía (FEDAM), que aglutina a los 30.000
afectados demandantes, quería un juicio en Estados Unidos, país de origen de la
petrolera; pero, convencida de que podía sobornar a los jueces ecuatorianos,
Chevron logró ser juzgada en Ecuador.
Chevron
ha intentado desviar la atención para eludir su responsabilidad. Ha puesto en
la mira temas como quién es el juez, cómo se lleva el juicio, dilata el proceso
poniendo 20 cajas de documentos semanalmente en el juzgado que lleva su causa.
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